Al igual que las estaciones, en su monótono trasiego, marcan el devenir de
los tiempos, vuelve esta nuestra quiniela a su bienal cita.
Así, si el otoño nos trae su ocre nostalgia, el invierno su gélido
despertar, la primavera su esplendoroso resurgir y el verano, que ya llama a
nuestras puertas, el calor de sus atardeceres, la quiniela bienal volverá a
poner a prueba el conocimiento, intuición y destreza de sus intrépidos
apostantes para que, de este modo, uno de ellos logre, con el permiso de las
incansables parcas, abrazar finalmente a la diosa Fortuna y lograr ser así su
único y meritorio ganador.
Volvamos pues a disfrutar del llamado deporte rey, y, con el recuerdo de
antiguas gestas conseguidas, alentar fielmente a nuestros colores en aras de
lograr nuevas hazañas patrias.
Sin nada más que decir, sólo queda proclamar que queda inaugurada esta
quiniela, así que....
¡¡¡ A
JUGARRRRRR!!!!!
Gran discurso, si señor, gran discurso.
ResponderEliminarEs evidente que cuando lo bien hecho se continúa sin interferencias de nuevas versiones, de lo que ya está bien, no tiene otro final que el éxito , como ya algunos participantes y amigos han comprobado con el premio, yo en mis carnes al no conseguirlo.
ResponderEliminarNo me lo pierdo, gracias.
Pocos vencedores morales como tu, siempre en la pomada del sprim final para ser el único y afortunado ganador y al final nunca has probado las mieles del triunfo (ni yo)
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