Al igual que las estaciones, en su monótono trasiego, marcan el devenir de
los tiempos, vuelve esta nuestra quiniela a su bienal cita.
Así, si el otoño nos trae su ocre nostalgia, el invierno su gélido
despertar, la primavera su esplendoroso resurgir y el verano, que ya llama a
nuestras puertas, el calor de sus atardeceres, la quiniela bienal volverá a
poner a prueba el conocimiento, intuición y destreza de sus intrépidos
apostantes para que, de este modo, uno de ellos logre, con el permiso de las
incansables parcas, abrazar finalmente a la diosa Fortuna y lograr ser así su
único y meritorio ganador.
Volvamos pues a disfrutar del llamado deporte rey, y, con el recuerdo de
antiguas gestas conseguidas, alentar fielmente a nuestros colores en aras de
lograr nuevas hazañas patrias.
Sin nada más que decir, sólo queda proclamar que queda inaugurada esta
quiniela, así que....
¡¡¡ A
JUGARRRRRR!!!!!